Escritos y lecturas

A través de la historia, las clases populares se han alzado en armas para liberarse de regímenes imperiales, potencias colonialistas, gobiernos dictatoriales o para producir cambios políticos en busca de mayores niveles de justicia y equidad. Las revoluciones han sido por lo general protagonizadas por las clases obreras y campesinas pero han sido siempre las clases medias y la sociedad civil organizada, las que han asegurado su consolidación. En Colombia se ha dado una confrontación de casi sesenta años entre el Estado y la insurgencia guerrillera de extracción principalmente campesina en el caso de las FARC-EP, y obrera en el caso del ELN, que luchan por una reforma agraria para desconcentrar la propiedad rural, modernizar el campo colombiano, buscar una mejor distribución de la riqueza y un uso autónomo de los recursos naturales y presionar cambios en las estructuras políticas que profundicen la democracia. El conflicto ha dejado ocho millones de víctimas y 220.000 muertos,

                        El Acuerdo de La Habana consigna los compromisos pactados por el Gobierno de Colombia y la guerrilla de las FARC-EP   con el fin de terminar un conflicto armado de larga duración y baja intensidad que ha dejado ocho millones de víctimas y 220.000 muertos. El Acuerdo incluye seis puntos: cuatro de ellos tienen que ver con las solución de algunas demandas sociales que nunca fueron escuchadas y   han sido generadoras del conflicto y de su permanencia en el tiempo.   Los otros dos   puntos se refieren: uno a la terminación del conflicto, es decir, al desarme, desmovilización y reincorporación a la vida civil de los ex guerrilleros; y el   último, a la implementación, refrendación y verificación de dicho acuerdo. Es claro que lo que se va a firmar es un acuerdo entre las partes   para suspender la confrontación armada como el camino para obtener el poder político por parte de las FARC, y de parte del Gobierno para someter a esta insurgencia por la fuer